domingo, enero 04, 2015

Desigualdad, ¿el 'zeitgeist' equivocado?

“I don't think it's such a good idea to be casual about the truth.” 
Sam Seaborn, ‘The West Wing’

Hay conceptos fuertes que lo impregnan todo aunque no se mencionen. Son lugares comunes a la hora de entender el mundo en un momento determinado. Es el 'zeitgeist', el espíritu de los tiempos. Nada que ver con el invento de Google, que es una recopilación de los términos más buscados. Por contra, aquí lo interesante es lo implícito, lo que subyace.

2014 lo recordaré unido a una palabra: desigualdad. Si repasásemos la cantidad de noticias, informes o gráficos que se han publicado este año, no acabaríamos... Así que me quedo con la imagen de una portada del diario 'Ara', que condensa el concepto a la perfección.



Supongo que Piketty tiene algo que ver en todo esto. Su voluminoso ‘El Capital en el siglo XXI’ (con resúmenes aquí y aquí) ha logrado algo importante: situar la desigualdad como tema principal en el debate público y como clave de interpretación de buena parte de la situación actual. (Por cierto, el libro fue publicado en 2013 en francés pero conquistó la popularidad mundial a partir de la edición inglesa de 2014).

El tema no es nuevo y sin duda es relevante pero hay quien cuestiona que la preeminencia que ha adquirido este concepto sea reflejo de la realidad social: "If You Really Care About Ending Poverty, Stop Talking About Inequality" pedía The Atlantic hace un año. ¿Cuál es el problema en realidad: pobreza o desigualdad?

Es curioso que tanto los que sostienen una perspectiva como los que apoyan la opuesta parece que coinciden en 1) la importancia de la movilidad social y la igualdad de oportunidades; y 2) las medidas (que valdrían tanto para combatir la desigualdad como la pobreza). Así, para la mayoría la solución pasaría por mejorar la educación y tener unos impuestos más justos y eficientes.

Entonces, si estamos todos de acuerdo en las conclusiones, ¿por qué discutir? Pues porque no sólo es importante acertar en la solución, también hemos acertar en el planteamiento. Si el problema fuera la pobreza sería importante llamarlo por su nombre.

Según los expertos, la desigualdad no conlleva necesariamente empobrecimiento. Para que unos ganen, no es imprescindible que otros pierdan. Aunque obviamente puede darse: de hecho en el momento actual los pobres pierden riqueza mientras el resto tienden a ganar (con lo que, además, la brecha se ensancha). Aún así nos podemos plantear: en el caso que todos aumentaran su riqueza, ¿importaría que unos la aumentaran a un ritmo superior al de los otros? Probablemente la respuesta sea que a los que crecen menos sí les importaría. Y quizá aquí esté la clave de la buena acogida del concepto de desigualdad (frente a la pobreza), a la hora de explicarnos a nosotros mismos nuestro presente.

“Cuando las desigualdades se disparan, las personas tienden a considerar que se está violando el esquema básico de justicia que debe regir en toda sociedad” dice Ignacio Sanchez-Cuenca en Infolibre (donde documenta rigurosamente el incremento de la desigualdad en España). Es comprensible pero no tiene por qué ser exacto.

Recuerdo a un profesor que me decía (debía de ser finales de 2010): “Dicen que la codicia ha originado crisis; yo pienso que fue la envidia”. Si fuera cierto, podríamos detectar en la situación actual el eco de muchos años de “la lepra nacional”, como llamaba llamaba Unamuno a la envidia. En este sentido, el 'frame' de la desigualdad se apoyaría en la mala consideración social que tienen los ricos en España y, al mismo tiempo, la haría más fuerte. De esta forma, estaríamos alimentando al monstruo que nos ha llevado al abismo donde nos encontramos.

"Si queremos salir de donde estamos hemos de tomar decisiones clave que son políticas, no técnicas", decía Romano Prodi en una entrevista de hace unos meses. La justicia social tiene aristas técnicas pero, sobre todo, políticas y culturales. Por esto, la narrativa importa. En el mismo sentido, la comprensión profunda de la realidad (de la que el 'zeitgeist' sería una cierta cristalización) no es un asunto menor. Equivocarse en el diagnóstico puede llevar a soluciones ineficaces y, sobre todo, injustas.  ¿Por qué no luchamos por la igualdad de oportunidades y la erradicación la pobreza y aprendemos todos a ser felices con menos que otros?



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[‘Food for thought’ adicional]


Antoni Gutiérrez-Rubí (elcritic.cat) :
"La nostra dieta informativa és molt esquifida: llegim de pocs temes, de poques fonts i de pocs mitjans. No em sembla una dieta saludable. El marc temàtic del nostre país és prim comparat amb la premsa internacional. La falta de focus, de profunditat i de diàmetre és molt empobridora per al país." 

Morten Olsen (‘El País’)
"(...) la solución para impulsar la movilidad social resulta ser la misma que para muchos otros problemas de la sociedad: una mejor educación. Esto implica, además, una educación dirigida a los niños de familias carentes de recursos (financieros o de otro tipo) para ayudarlos a empezar su vida de la mejor forma posible."

Carles Boix (‘Ara’):
"El gran repte dels anys vinents és com reconciliar aquests dos mecanismes (mercat i democràcia) bàsics per ser alhora lliures i pròspers. Sobreregular i estatalitzar l’economia (aquesta gran temptació dels països llatins) esquerdaria les bases (el principi de competència) que fan el capitalisme dinàmic. Cal continuar apostant per tenir una economia oberta, acompanyada, com a mínim, de tres intervencions. Primer, augmentar la inversió en educació. Segon, fer transparent l’administració pública i desmantellar els quasimonopolis i les xarxes clientelars que dominen estat i grans empreses. Finalment, reforçar la imposició sobre les rendes més riques (l’u per cent de la població)."

‘The rich and the rest’ (‘The Economist’):
"The old Davos consensus of boosting growth and combating poverty is still a better guide to good policy. Rather than a sweeping assault on inequality itself, policymakers would do better to take on the market distortions that often lie behind the most galling income gaps, and which also impede economic growth."
"(...) the right way to combat inequality and increase mobility is clear. First, governments need to keep their focus on pushing up the bottom and middle rather than dragging down the top: investing in (and removing barriers to) education, abolishing rules that prevent the able from getting ahead and refocusing government spending on those that need it most."

Enric González ('Jotdown')
"El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty. Este es un libro del que muchos hablan y pocos han leído."